De enero a noviembre de 2020 más de 150 candidatos de vacuna se desarrollaron en el mundo. Se inició una carrera tecnológica por una vacuna efectiva que frenara la pandemia y minimizara los efectos de la crisis económica inminente que se veía venir.
Pfizer-BioNTech ganó la carrera por la vacuna del COVID-19 al ser los primeros en lograr la aprobación de su vacuna, basada en tecnología de ARN mensajero (mARN), en diciembre de 2020. Posteriormente, en abril de 2021, la vacuna de mARN de Moderna fue aprobada también. (https://www.who.int/news/item/30-04-2021-who-lists-moderna-vaccine-for-emergency-use).
En las colaboraciones entre instituciones para el desarrollo de la vacuna fue esencial la negociación de condiciones sobre la titularidad de la propiedad intelectual de los productos resultado de dichas colaboraciones. A la fecha, se pensaría que a Moderna todo le ha salido bien pero a finales de 2021 se dieron a conocer dos batallas legales que están opacando el éxito de Moderna durante esta pandemia.
Por un lado, uno de sus colaboradores desde 2015 en el desarrollo de la tecnología de mARN (pues la plataforma tecnológica base se desarrolló años antes de la pandemia), el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NAID) del Instituto Nacional de Salud de EUA (NIH) pide a Moderna la inclusión de 3 de sus investigadores en una solicitud de patente clave relacionada con la secuencia mARN -1273, considerada el “principio activo” de la vacuna, alegando que estos investigadores ayudaron a Moderna en la selección de la secuencia. Por su parte, aunque Moderna ha incluido a los investigadores del NAID en otras solicitudes de patente relacionadas con la vacuna, argumenta que solo los investigadores de Moderna seleccionaron la secuencia genética. Adicionalmente, el gobierno de EUA a través de estas colaboraciones ha otorgado aproximadamente 2.5 billones de dólares a Moderna, por lo que el gobierno de EUA ha sido el principal financiador de la vacuna de Moderna. En Noviembre de 2021 el NIH desafió la decisión de Moderna de no incluir a sus investigadores después de meses de negociaciones fallidas. (https://theconversation.com/why-moderna-wont-share-rights-to-the-covid-19-vaccine-with-the-government-that-paid-for-its-development-172008)( https://www.nature.com/articles/d41586-021-03535-x)
También hay una pelea legal con la empresa Arbutus Bipharma Corp, empresa titular de dos patentes relacionadas con las nanopartículas lipídicas que tienen encapsulado el mARN que codifica para la proteína de espiga del COVID-19 (https://theconversation.com/las-nanoparticulas-de-las-vacunas-de-la-covid-19-abren-la-puerta-a-nuevos-tratamientos-para-el-cerebro-157185). Es importante notar que este pleito es previo a la pandemia, pues Moderna intentó invalidar las patentes de Arbutus en 2018. Sin embargo, Moderna ha enfrentado varios golpes en esta batalla en la que Arbutus podría llevar la delantera, esto significaría una posible demanda de infracción contra Moderna y el pago de una regalía a Arbutus por la comercialización de la vacuna COVID-19. (https://cafc.uscourts.gov/opinions-orders/20-2329.OPINION.12-1-2021_1872458.pdf) (https://www.reuters.com/business/healthcare-pharmaceuticals/moderna-loses-appeal-challenging-arbutus-vaccine-patents-2021-12-01/)
Estos litigios están en proceso y tendremos que esperar a ver qué deciden los juzgados. Sin embargo, las implicaciones a futuro para Moderna pueden ser grandes, pues de perder los litigios, no sólo disminuirían sus ganancias por la venta de la vacuna de COVID-19 sino que también podría perder el control sobre la tecnología de la vacuna ya que, de confirmarse que los investigadores del NAID deben ser co-inventores, el NAID podría ser co-titular de la vacuna. El ser titular de los derechos implica el poder tomar decisiones sobre la manufactura, comercialización y licenciamiento de la patente, por lo que el gobierno en dado caso podría otorgar licencias a otras empresas para fabricar la vacuna con la secuencia mARN-1273 .
Es importante resaltar que hoy en día es complicado concebir el desarrollo de una tecnología base, como las vacunas de mARN, sin colaboración con otra empresa o institución. Además, en paralelo, está la vacuna de Pfizer-BioNTech que utiliza la misma plataforma y que eventualmente puede llegar a interferir legalmente con Moderna, por el uso cruzado de sus patentes.
Lo anterior es sólo un ejemplo de la importancia que tiene la propiedad intelectual y su adecuada gestión y manejo para asegurar la competitividad de una empresa. Específicamente en este caso podríamos estar frente a una omisión o incorrecta definición de todas las personas que por ley tienen derecho a la inventoría del desarrollo lo cual puede tener repercusiones millonarias para Moderna. Por lo tanto, siempre será recomendable tener el adecuado consejo y asesoría técnica y legal en estos temas desde las etapas tempranas del proceso de colaboración y transferencia tecnológica.
Aviso de Privacidad 2024 Becerril, Coca & Becerril